miércoles, 20 de julio de 2011

El FUA en “Sabadazo” y yo, vomitando.

Si el mundo se va a acabar, como dicen, ya me quedó claro, El FUA es El Anticristo. Sólo así puedo entender lo que sucedió el 16 de julio en “Sabadazo” de El Canal de las Estrellas.

¿Qué? Pues que sus responsables no sólo entrevistaron a Julio Segura, el protagonista de tan vergonzosa escena, sino que le dieron trato de auténtica celebridad.

Lo presentaron en grande, le dedicaron más de 21 minutos a cuadro en el canal de televisión más caro e influyente de todo México.

Lo justificaron, lo adoraron, le compusieron una canción, le inventaron un baile y, al final, como si todo esto no hubiera sido suficiente, lo invitaron a iluminarnos con su mensaje de “responsabilidad social”.

Sí, leyó usted bien, “responsabilidad social”. ¿Así o más patético? ¿Así o más peligroso? Para que luego no me digan que esto sólo fue una bonita ocurrencia de las redes sociales.

El FUA es algo mucho más grande, algo que, no sé usted, pero que al menos yo, sí he visto en infinidad de noticieros, coberturas deportivas, programas de espectáculos y emisiones de revista.

Los niños dicen FUA, las estrellas cantan FUA, los oficinistas gritan FUA. Y si no se usa como porra en los estadios se utiliza como muletilla en las fiestas, los campamentos de verano y hasta en las iglesias.

¿Qué nos está pasando como sociedad para que, en cuestión de semanas, las palabras de un borracho se nos hayan metido tan adentro?

¿Qué le está pasando a los medios que le están dando tanto juego a algo tan grotesco? ¿A dónde mandaron a sus ejecutivos de supervisión interna? ¿A dónde se fueron las autoridades?

Atrás de esta historia se esconden varios mensajes verdaderamente nocivos y a nadie parece importarle:

Si un borracho grabado en la calle es ya el líder ideológico de nuestra nación, ¿para qué trabajamos? Vámonos por unos tragos.

Si un pobre hombre al que agarran en pleno delirio alcohólico es ya una estrella más de El Canal de las Estrellas, ¿para qué estudiamos? Busquemos las cámaras en nuestros momentos más bochornosos.

E igual, si la figura de un video tan penoso es ya un hombre exitoso, que está haciendo dinero y que muchos quieren, respetan y defienden, ¿para qué discutimos?

¡Todos al vicio! ¡Todos a las calles! No perdamos el tiempo, pongámonos a payasear hasta que nos pase lo mismo. Ahí está el futuro. Ahí está el mensaje. ¿Tienes el valor o te vale?

Pero, espéreme, esto apenas comienza. En esa entrevista hubo muchos detalles como para analizar largo y tendido. ¿Sí se dio cuenta de que mientras estaban entrevistando a don Julio, los conductores de “Sabadazo” se estaban burlando de él?

¿Sí se percató de que El FUA, muy motivador, muy motivador, pero casi siempre estuvo mirando para abajo en una actitud como de vergüenza?

¿Cuánto le habrán pagado por esa entrevista? ¿Qué le habrán ofrecido para humillarlo?

¿Nada más el derecho a poner sus números telefónicos y sus direcciones de correo electrónico en pantalla para hacerse publicidad? ¿Ése fue el precio de su humillación?

¿Y qué me dice de ese instante en que estaba narrando su historia?

Laura G no lo dejaba hablar y, para impedir que contara cosas impresionantemente decadentes como que la noche en que lo grabaron estaba solo, divorciado, desempleado, borracho y sin dinero, la muchacha se metía y repetía una y otra vez que el señor sólo estaba “echándose unos chupes con sus amigos” como para protegerlo.

¿Eso fue una entrevista profesional? No me quiero ni imaginar lo que va a pasar cuando El FUA se junte con Laura Bozo. Ahora sí vamos a tener juntos a dos de los cuatro jinetes del Apocalipsis. ¿Quiénes serán los otros dos? ¿Quiénes?

¿Pero sabe qué fue lo más molesto del numerito de “Sabadazo”? Que si hacemos una revisión exhaustiva de todo lo que ese personaje dijo durante su homenaje en vida lo menos que podemos concluir es que no dijo nada. ¡Nada!

Los conductores de ese programa fueron los que elevaron la frase FUA a Fuerza Universal Aplicada, los que construyeron el mito, los que transformaron una cuestión de color en un tema de valores sociales.

¡Para que vea cómo se las gastan algunos medios! ¡Para que vea de dónde nacen las cosas!

Julio Segura ni tenía nada que decir y probablemente ni siquiera se había propuesto llevar sus ocurrencias más allá de lo que ya habíamos visto.

Fue “Sabadazo” quien lo agarró, lo manipuló y nos los vendió.

Y si no me cree, acuérdese de cómo fueron los presentadores de esa emisión los que nos pidieron a nosotros, los televidentes, que gritáramos FUA desde nuestros hogares como si fuera un mantra.

Haga memoria, no fue el señor Segura, fueron los talentos de “Sabadazo”.

¿A usted no le da miedo? A mí me da miedo y me da asco. ¡Pobre Julio Segura! ¡Pobre México! Esto ya es demasiado.

Ojalá que el día que nos demos cuenta de lo bajo que hemos caído no sea demasiado tarde. Ojalá.

Milenio

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