domingo, 7 de agosto de 2011

Miles de "indignados" en Israel buscan reivindicaciones económicas.

El país vive una situación inédita de protestas, en la que el protagonista es la clase media.

Foto cortesía diario el vasco

Lo que comenzó hace dos semanas como una manifestación espontánea de estudiantes que se instalaron en tiendas de campaña en el centro de Tel Aviv para protestar por lo caro de los alquileres habitacionales, se extendió con una fuerza que sorprendió hasta a los propios líderes de la iniciativa.

De las carpas en el Bulevar Rotschild de Tel Aviv -considerado símbolo de la ciudad cómoda y de buena posición socio económica- la protesta contagió a varios puntos del país, desde la norteña Kiriat Shmona hasta Beer Sheva, en el sur.

Gente de izquierda y derecha, laicos y religiosos, israelíes de variados sectores de la sociedad salieron a las calles para exigir cambios, reducción de precios y un nuevo orden de prioridades.

Foto cortesía diario vasco

"El pueblo quiere justicia social", gritaron 150.000 personas en diversas manifestaciones multitudinarias que ocuparon las calles tanto en Tel Aviv (la mayor de ellas), como en Jerusalén y por lo menos ocho focos más.

Ciudadanos pertenecientes en su mayoría a un estrato de la sociedad generalmente considerado más indiferente y menos propenso a molestarse en salir a protestar, marcharon durante horas por calles centrales, comentando muchos de ellos sobre su emoción al ver que "algo, al fin, tendrá que moverse porque se ha terminado el silencio".

La presión sobre el gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu va en aumento y diversos observadores comentan que la campaña electoral parece haber comenzado, a pesar de lo firme y estable que supuestamente es la coalición de gobierno.

El hecho es que el presidente del Parlamento ya ha sugerido reducir el receso parlamentario que está por comenzar, para poder ocuparse de la nueva situación.

Líderes de la protesta exigen a Netanyahu iniciar un diálogo abierto y "transparente" con el nuevo movimiento, para cambiar elementos básicos en el sistema de construcción de viviendas, de modo que no resulte prohibitivo para tantas parejas jóvenes, y algunas que no lo son tanto, adquirir casa propia, y permitir, además, que jóvenes que desean alquilar puedan hacerlo en las ciudades centrales en las que hay más trabajo, sin que por ello se les termine todo el sueldo de inmediato.

A la protesta inicial sobre la vivienda, se agregaron en los últimos días también manifestantes por la carestía de las guarderías , entre otros temas, por lo cual hubo marchas de numerosos padres empujando los carritos de sus bebés.

De fondo, continúan las protestas de los médicos que exigen mayores presupuestos para poder agregar personal de modo que cada uno trabaje menos turnos por mes, alegando que su ritmo actual de trabajo es perjudicial para los pacientes y el sistema.

Netanyahu ha comenzado a anunciar ciertos cambios, pero advierte que atender a exigencias "populistas", sumirá a Israel en una situación como la que acosa hoy a algunos países europeos.
Los líderes de la revuelta le responden que "se equivoca el Primer Ministro si trata de asustar al pueblo diciendo que si accede a la exigencia de cambios, habrá un colapso económico (...) porque no comprende que la situación ya ha colapsado".

eltiempo

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